Hace poco más de dos meses que llegué a Madrid y ahora me
percato que no he documentado nada. Nada de ese coctel de emociones,
expectativas y experiencias que tienes al llegar a un país nuevo, con la maleta
llena de ilusiones y proyectos. Así es como cierro los ojos y me traslado al 23
de marzo de 2014, cuando aterricé a eso de las 11 y algo de la mañana en el
aeropuerto de Barajas, con algo así como unos 13 grados de temperatura -anunciaba
el piloto aún en el avión-. Después del chequeo, las maletas y la cosa finalmente
respiré ese aire madrileño. Un fresquito sabroso y silencioso. Eso fue de las
primeras cosas que pensé al estar en el taxi camino a lo que sería mi nuevo
hogar. “¡Cuánto silencio!”, me decía. Nada de corneteo, motorizados… solo el
sonido de los cauchos rodando por la autopista, en un asfalto perfecto sin
altibajos ni sorpresas.
Ese mismo día pero unas horas más tarde tomé el tren, que
aquí se llama “la Renfe”. Sí, así en femenino porque aunque el tren es masculino,
Renfe son las siglas de la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles. Impecable,
puntual y también silencioso, para el acostumbrado bululú del Metro de Caracas.
Fue una de las cosas que a diario pueden resultar insignificantes pero me
sorprendió.
Madrid es una ciudad hermosa, que te enamora con ese aire
clásico pero moderno a la vez. Hecha para caminar (pausa y suspiro de enamorada).
Con un montón de rincones por descubrir y sobre los cuales te preguntas si te
alcanzará tu estadía en ella para hacerlo.
10 cosas sobre Madrid a primera vista, después de cruzar el
charco:
(Vale acotar que estas son cosas sensibles al ojo de quien
apenas la conoce y viene desde una ciudad en extremo diferente. Muchas
aplicables a toda España).
1.- Está hecha para caminar. Empiezo aquí porque vengo del
polo opuesto. De una urbe donde el peatón es atropellado, literalmente,
siempre, no importa que la luz brille a su favor. En Madrid el transeúnte es
prioridad. Y para quienes venimos de tierras venezolanas, eso sorprende
gratamente.
2.- Se pierde el miedo a las
calles. Pocas veces son los corneteos, los gritos o algún bululú raro en la calle.
Recuerdo que una noche, cuando ya había caído el sol, un señor que caminaba
detrás de mi botó algunas cosas al suelo y el ruido me hizo brincar. Ya me había
fácilmente acostumbrado a la paz y tranquilidad. Volteé a mirar y recordé que
ese sentimiento – de susto, de sobresalto- era normal en mi día a día en Caracas.
Un arrebatón, un motorizado, el susto a ser robado, ultrajado, violado, etc,
etc… te hacía vivir alterado.
3.- En el Metro, la gente anda con la cabeza metida en un
ibook, el teléfono o cualquier otra cosa. Uno como observador sediento de
conocer es detectado rápidamente como extraño a esa hábitat.
4.- No se dice “salud” al estornudar sino “Jesús”. No es
celular ni computadora, es móvil y ordenador, respectivamente. Nada del
“buenas” venezolanísimo para saludar, aquí es un simple “hola” y “hasta ‘luogo’
– así se escucha- para despedirse. El inglés se pronuncia tal cual se lee, no
es ‘wai fai’ es “wi-fi”, no es “espaiderman” es “espiderman” y así. La “SH” es
muda de este lado del charco. Por eso es Sakira, en vez de Shakira y Susi, en
vez de sushi. Sí, para los venezolanos Sussy es solo una galleta. Resulta
curioso y gracioso.
5.- No es un beso para saludar, son dos.
6.- Aquí fuman mucho. Demasiado.
7.- Los desayunos suelen ser muy simples o dulces. Una
tostada apenas, o una palmera o crossaint de chocolate. Nada del par de arepas
con perico o caraotas. (Paso de eso. No me acostumbro)
8.- Se come muchísimo jamón serrano, chorizo, salchichón y
todas esas cosas buenas y ricas también en calorías. Pero como se camina
bastante también se compensa la cosa.
9.- Tiene extremos hermosos para conocer. Alcalá de Henares,
Aranjuez, El Escorial. Más allá del típico centro o zonas turísticas cliché.
Ideales para visitar un día sin mayor plan. Gracias al sistema de transporte
todo está súper bien conectado.
10.- El tiempo pasa volando y más en verano, cuando oscurece
después de las 9 pm. Por eso parece poco el tiempo para conocer a la linda
Madrid.
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