sábado, 7 de junio de 2014

El Mercado de Motores en diez señas


El segundo fin de semana de cada mes el Museo del Ferrocarril, en Paseo Las Delicias (61), en Madrid, recibe a decenas de expositores que muestran sus mejores creaciones o adquisiciones en materia de moda, muebles, decoración, bisutería y demás para públicos de todas las edades. Es el Mercado de Motores -que puede sonar a otra cosa- pero es un muy diverso bazar.

Es un plan ideal para comprar piezas originales, curucutear, comer, beber algo o simplemente distraer la vista entre cosas tan curiosas.

1.- ¿Qué hay? Tiene como dos grandes áreas, una llena de emprendedores que muestran productos hechos del ingenio propio o lo que son sus negocios como tal. Hay ropa y juguetes infantiles, camisas con mensajes originales, piezas curiosas de decoración y muebles, sombreros, ropa y hasta vinos y aceites artesanales.

Los otros sectores, al descubierto, están dedicados a todo lo que es de segunda mano. Más al estilo mercado de los “corotos”, donde se consiguen lentes, teléfonos, cámaras viejas, ropa de segunda mano, bisutería, discos, libros y objetos de colección, solo por mencionar algunas cosas. Si añora algún objeto del pasado de seguro lo encuentra allí.

2.- ¿Cómo llegar? En Metro o Renfe, estación Las Delicias. Línea 3 del Metro. En la parte de atrás está el museo. Igual hay señalizaciones. Solo hay que bajar una callecita para llegar al lugar, por allí también pueden aparcar los coches.

3.- Precios: Las buenas ideas no suelen ser baratas. Hay piezas de bisutería desde los 10 euros y otras, como las cosas de casa, más elaboradas que llegan a los 100. Igual la misión es curucutear porque hay puestos con chollos que valen la pena.

4.-¿Y el ambiente? Súper rico. Hay música en vivo en diferentes sectores. Un señor tocando jazz estuvo en esta edición apenas uno entraba. Al final, en una zona descubierta, que llamaron “Playa vía” en esta ocasión veraniega, bandas se montaban a tocar en vivo, usando los trenes y vías como escenario. En otra ala había dj's mezclando música. Todos los espacios con opciones para comer y beber. Además, puede recorrer la feria y aprovechar de echar un ojo también a los trenes antiguos.

5.- Recomendado: De esta edición vale rescatar a Enmarte, que tiene vestidos desde 10 euros. O Alegría Industries que tenía camisetas muy monas en solo 3 euros. 

En el área de segunda mano sí se puede conseguir bisutería desde 0,50. De todas formas cada edición tiene diferentes expositores. Aprovechando las ediciones de verano, por 2,50 vale la pena tomarse un tinto de verano en la zona de la “playa”, mientras se escucha buena música.

6.- Contacto: En la cuenta Twitter @MercadodMotores puede seguir cada edición del bazar. También tienen cuenta en Facebook.

7.- Horario: en primavera-verano de 11.00h a 00.00h, otoño-invierno de 11.00h a 22.00h.

8.- Coste: Ninguno. La entrada es gratuita.

9.- El dato: El Mercado de Motores heredó su nombre de su primera locación, la Nave de Motores de Metro Madrid, en El Retiro, donde se realizó durante nueve meses, desde diciembre de 2012. En septiembre de 2013 se mudó al Museo del Ferrocarril por cuestiones de espacio. Se quedó chiquito el otro para recibir a tantos “curucuteros”.

10.- La ñapa (dícese en el coloquio venezolano de eso que te regalan en el mercado cuando compras algo): Quienes tengan negocios o sean emprendedores y quieran exhibir lo suyo en el mercado pueden escribir a particulares@mdemotores.com. Deben agregar cuál es el producto o servicio que ofrecen. 
@valenovalles

jueves, 5 de junio de 2014

10 cosas sobre Madrid a primera vista (cuando cruzas el charco por primera vez)


Hace poco más de dos meses que llegué a Madrid y ahora me percato que no he documentado nada. Nada de ese coctel de emociones, expectativas y experiencias que tienes al llegar a un país nuevo, con la maleta llena de ilusiones y proyectos. Así es como cierro los ojos y me traslado al 23 de marzo de 2014, cuando aterricé a eso de las 11 y algo de la mañana en el aeropuerto de Barajas, con algo así como unos 13 grados de temperatura -anunciaba el piloto aún en el avión-. Después del chequeo, las maletas y la cosa finalmente respiré ese aire madrileño. Un fresquito sabroso y silencioso. Eso fue de las primeras cosas que pensé al estar en el taxi camino a lo que sería mi nuevo hogar. “¡Cuánto silencio!”, me decía. Nada de corneteo, motorizados… solo el sonido de los cauchos rodando por la autopista, en un asfalto perfecto sin altibajos ni sorpresas.

Ese mismo día pero unas horas más tarde tomé el tren, que aquí se llama “la Renfe”. Sí, así en femenino porque aunque el tren es masculino, Renfe son las siglas de la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles. Impecable, puntual y también silencioso, para el acostumbrado bululú del Metro de Caracas. Fue una de las cosas que a diario pueden resultar insignificantes pero me sorprendió.

Madrid es una ciudad hermosa, que te enamora con ese aire clásico pero moderno a la vez. Hecha para caminar (pausa y suspiro de enamorada). Con un montón de rincones por descubrir y sobre los cuales te preguntas si te alcanzará tu estadía en ella para hacerlo.

10 cosas sobre Madrid a primera vista, después de cruzar el charco:
(Vale acotar que estas son cosas sensibles al ojo de quien apenas la conoce y viene desde una ciudad en extremo diferente. Muchas aplicables a toda España).

1.- Está hecha para caminar. Empiezo aquí porque vengo del polo opuesto. De una urbe donde el peatón es atropellado, literalmente, siempre, no importa que la luz brille a su favor. En Madrid el transeúnte es prioridad. Y para quienes venimos de tierras venezolanas, eso sorprende gratamente.

2.- Se pierde el miedo a las calles. Pocas veces son los corneteos, los gritos o algún bululú raro en la calle. Recuerdo que una noche, cuando ya había caído el sol, un señor que caminaba detrás de mi botó algunas cosas al suelo y el ruido me hizo brincar. Ya me había fácilmente acostumbrado a la paz y tranquilidad. Volteé a mirar y recordé que ese sentimiento – de susto, de sobresalto- era normal en mi día a día en Caracas. Un arrebatón, un motorizado, el susto a ser robado, ultrajado, violado, etc, etc… te hacía vivir alterado.

3.- En el Metro, la gente anda con la cabeza metida en un ibook, el teléfono o cualquier otra cosa. Uno como observador sediento de conocer es detectado rápidamente como extraño a esa hábitat. 

4.- No se dice “salud” al estornudar sino “Jesús”. No es celular ni computadora, es móvil y ordenador, respectivamente. Nada del “buenas” venezolanísimo para saludar, aquí es un simple “hola” y “hasta ‘luogo’ – así se escucha- para despedirse. El inglés se pronuncia tal cual se lee, no es ‘wai fai’ es “wi-fi”, no es “espaiderman” es “espiderman” y así. La “SH” es muda de este lado del charco. Por eso es Sakira, en vez de Shakira y Susi, en vez de sushi. Sí, para los venezolanos Sussy es solo una galleta. Resulta curioso y gracioso.
5.- No es un beso para saludar, son dos.

6.- Aquí fuman mucho. Demasiado.

7.- Los desayunos suelen ser muy simples o dulces. Una tostada apenas, o una palmera o crossaint de chocolate. Nada del par de arepas con perico o caraotas. (Paso de eso. No me acostumbro)

8.- Se come muchísimo jamón serrano, chorizo, salchichón y todas esas cosas buenas y ricas también en calorías. Pero como se camina bastante también se compensa la cosa.

9.- Tiene extremos hermosos para conocer. Alcalá de Henares, Aranjuez, El Escorial. Más allá del típico centro o zonas turísticas cliché. Ideales para visitar un día sin mayor plan. Gracias al sistema de transporte todo está súper bien conectado.

10.- El tiempo pasa volando y más en verano, cuando oscurece después de las 9 pm. Por eso parece poco el tiempo para conocer a la linda Madrid.